CARLOS CAYUELA - SOUL
El retrato es un abandono personal, que se rinde por completo a los ojos de quien mira y es observado.
El que observa, llega a la conciencia del retratado, y el retratado, confía …
Confíe en la mirada del observador, ofreciendole su alma, detener ese momento decisivo, momento mágico de un encuentro y un viaje, que permanecerá para siempre, en una fotografía.
Un retrato que habla, mantiene un hilo de constante retorno, de diálogo … transformando la quietud en diálogo, y el diálogo, en una reunión, un encuentro fugaz, íntimo y breve e intenso.